Matias Maestro
Un cambio tan radial debió adoptar un sesgo destructivo con respecto a las
obras del pasado. Quien mejor personifica este momento es el clérigo vasco
Matías Maestro (1766-1835), controvertido personaje que promovió la
“renovación” de los principales interiores eclesiásticos limeños, destruyendo
para ello retablos y esculturas del período barroco. El arte había sobrevivido
a los terremotos, pero no pudo resistir la furia de los reformadores
neoclásicos.
Maestro procedía de Vitoria, España, foco del neoclasicismo
en la península y se formó en la Academia de Bellas Artes de Cádiz. Poco o nada
se sabe de los motivos que lo expulsaron a trasladarse a América. Primero se
afincó en México para dedicarse al comercio y posteriormente viajó a Lima.
Aquí se vinculó con el arzobispo González de la Reguera y
abrazó la carrera religiosa, recibiendo las órdenes sagradas en 1793. Con el
apoyo de la autoridad eclesiástica, Maestro emprendió una larga carrera de
transformación, que afectó principalmente a los interiores de las grandes
iglesias limeñas.
Hombre polifacético, fue simultáneamente arquitecto, escultor
y pintor. Incursionó también en el diseño y las artes decorativas. Se rodeó de
in nutrido grupo de artistas menores y artesanos especializados, con cuya ayuda
pudo acometer las obras que le encargaron las autoridades civiles y religiosas.